En 1588 Felipe II, Rey de España, era el dueño del mundo, y quiso invadir la Inglaterra de Isabel Tudor, para instaurar el catolicismo. A su vez, se libraba de un enemigo que aunque no le había declarado la guerra, le estaba costando demasiado dinero. Por una parte sus corsarios asaltaban los barcos españoles que venían cargados de plata de América y por otra parte estaba ayudando a los Países Bajos que estaban en guerra con España.
Con ese objetivo reunió más de 130 navíos y 30.000 hombres comandados por el duque de Medina Sidonia, que zarparon hacia Flandes para reunirse con el ejército del duque de Parma, para después de reunificados los dos ejércitos desembarcar en el estuario del Támesis e invadir Inglaterra.
Tanto el duque de Medina Sidonia como el duque de Parma le advirtieron a Felipe II que sería difícil que tuvieran éxito, y le aconsejaron que pactara con Isabel I la paz, para poder dedicar todas las fuerzas en la guerra contra Holanda. Pero el rey no les escuchó, estaba convencido de sus posibilidades y esa prepotencia le perdió.
El propio Felipe II, para disculpar su error, le achacó el desastre a los elementos, o sea, a las condiciones meteorológicas, cuando estas tuvieron una pequeña parte de culpa. Las causas reales del fracaso fueron que los ingleses estaban mejor preparados que los españoles, tenían barcos más ligeros y con una mejor munición que la española, incluso su táctica de combate era superior a la española. Lo raro es que con esa superioridad técnica el desastre no hubiera sido peor. Al final España perdió 60 barcos y unos 20.000 hombres, y por supuesto su prestigio en el mundo entero.
Esta es la realidad, la película Elizabeth La Edad de Oro, que es una producción de Gran Bretaña, me parece un cuento basado en un hecho histórico, y bajo esta apariencia han construido una película con el único objeto del beneficio económico, sin ningún rigor histórico. En dicha película nos agigantan la figura de la reina Isabel I de Inglaterra, y nos muestran como aplasta a Felipe II y a su armada invencible, presentándole a él y a los españoles como malvados, retorcidos, inferiores frente a la citada reina.
Lo cierto de la Armada Invencible, es que más que un acierto de Isabel I de Inglaterra fue un error del monarca español, que se pensaba invencible como la armada y al final provocó el desastre en aguas inglesas y a la larga el inicio del declive español.
