Hay un bar en Salamanca que para mí tiene un significado especial por tener una carga emocional importante en una época vivida intensamente. Me refiero a uno de esos bares que no hace falta nombrar para quedar con los amigos y compañeros de clase porque se daba por supuesto, me refiero al bar La Latina sito en la calle con el mismo nombre.
Pero… ¿quién era La Latina?
Nos tenemos que remontar al año 1465 cuando nace Beatriz Galindo en Salamanca, exactamente donde hoy se encuentra dicho bar. Desde pequeña fue elegida para ser monja, para lo cual cursó sus estudios en la Universidad de Salamanca, primero de teología y después de medicina. Posiblemente fue alumna del gran maestro Antonio de Nebrija, uno de los grandes humanistas del renacimiento además de filólogo, historiador, gramático, astrónomo, pedagogo y poeta, autor de la primera gramática española (1492) y del primer diccionario en español (1495).
Beatriz Galindo despuntó por sus altas cualidades intelectuales, especialmente para las letras, particularmente para los idiomas y concretamente para el latín, el cual hablaba desde los quince años, fue traductora e incluso compuso alguna poesía en dicho idioma.
En Salamanca era muy considerada y conocida, y en ella se fijó la Reina Isabel La Católica para que fuera su profesora de latín. Al llegar a la corte, la Reina se dio cuenta de que esta no era la única virtud que la adornaba llegando a ser su persona de confianza, asesorándola y aconsejándola en importantes asuntos, y siendo la preceptora de sus hijos.
Aunque fue educada para ser monja no llego a ejercer como tal, y en 1491 se casó con el capitán artillero y consejero de los Reyes Católicos Francisco Ramírez de Madrid, y tuvo dos hijos Fernán y Nuflo. Enviudó en 1501 y se retiró de la corte para vivir en el Palacio de Viana de Madrid, sito en el barrio que hoy toma su nombre, Barrio La Latina de la capital de España.
Sobre Beatriz Galindo y la muerte de su esposo, Lope de Vega escribiría los siguientes versos:
«Capitán General murió en Granada
a manos de los moros, cuya vida
honró a Madrid, pero la más honrada
patria, ¡cuán presto el sacrificio olvida!
Su querida Beatriz, su prenda amada,
por segunda Nicostrata tenida,
célebre vivirá de gente en gente,
en nombre de Latina eternamente.»
En la última parte de su vida Beatriz Galindo se dedicó a fundar obras benéficas, como conventos y hospitales. Hoy en día se la recuerda en varios puntos de la geografía Española, en Salamanca da nombre a una calle, en Madrid a un barrio, hay estatuas en su nombre en las dos ciudades, donde nació y donde residió y murió el 23 de noviembre de 1534. Infinidad de colegios e institutos llevan su nombre, incluso un Airbus 340 de la flota de Iberia se llama Beatriz Galindo.
La Latina quiere decir letrada o versada en letras, bonito nombre para un bar, el de una de las mujeres más ilustradas de su tiempo, y nacida en la ciudad más culta de la época. El mérito es mucho mayor en una sociedad tan machista como aquella del siglo XVI, y también una virtud más en la Reina Isabel La Católica que sabía ver las cualidades de las personas por encima de los prejuicios de la época.
Dejo este enlace a un documental de 45 minutos de duración, donde aparecen unas imágenes preciosas de Salamanca, y donde se pone de manifiesto la estrecha relación entre Beatriz Galindo y la Reina de España Isabel I La Católica.