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Los magnicidios en los siglos XIX y XX

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Son muchos los atentados que han tenido lugar durante los siglos XIX y XX, contra Isabel II, Amadeo de Saboya, el rey Alfonso XIII, contra diputados, generales, gobernadores civiles, cardenales, algunos con el resultado de muerte como el secuestro y asesinato de José Calvo Sotelo, o magnicidios desde el general Prim en 1870 hasta el Almirante Carrero Blanco en 1973, atentados perpetrados como vía más rápida para cambiar el rumbo de España.

En 1868 tuvo lugar la Revolución llamada la Gloriosa, que supuso el destronamiento y exilio de la reina Isabel II, y el comienzo del Sexenio Democrático (1868-1874). El 27 de diciembre de 1870, el general Juan Prim, presidente del Gobierno, tuvo un atentado en la Calle del Turco, iba acompañado por su ayudante Nandin y del Coronel Moya. Rodearon su carruaje varios encapuchados y dispararon con sus trabucos, Prim fue trasladado al Palacio de Buenavista donde residía, y donde moriría a los 3 días pero no de las heridas, sino por estrangulamiento.

Prim era el principal valedor de Amadeo de Saboya para coronarse Rey, llegaría a España a finales de ese año, pero con el general Prim muerto quedó en una difícil situación.

El autor del asesinato se le considera al General Serrano, regente en ese momento pero ni gobernaba, ni mandaba, y veía como Prim refundaba la monarquía en Amadeo de Saboya sin consultarle.

Pero fue en la Restauración cuando tuvieron lugar más hechos violentos de este tipo, en tan solo 24 años, entre 1897 y 1921 se produjeron 3 magnicidios. Asesinaron a Cánovas, Canalejas y Dato, Presidentes del Consejo de Ministros o lo que ahora sería el Presidente del Gobierno.

El anarquismo quería demostrar la debilidad del sistema y en cierta forma lo lograron porque al asesinar a las cabezas más valiosas para solucionar los graves problemas de la época hizo que España no se recuperara de tan duros y continuados golpes. Las personas que tomaron el relevo de los asesinados no tenían la categoría ni la determinación para solucionar los graves problemas de la España de esa época. Así se cortó de raíz el camino que llevaba España hacia una democracia de corte liberal como en otros países de nuestro entorno, y todo desembocaría en la dictadura de Primo de Rivera.

El 8 de agosto del 1897, en el Balneario de Santa Águeda (Guipuzcoa), el anarquista Angiolillo asesinó a Antonio Cánovas del Castillo descerrajándole 3 tiros.

Cánovas era el artífice de la Restauración de la monarquía, y promotor de la constitución 1876, sus sucesores no lograron reagrupar a los conservadores hasta la llegada de Antonio Maura que tuvo 2 atentados, uno anarquista en 1904 y otro socialista en 1910, incluso fue amenazado de muerte en el Congreso de los Diputados por el socialista Pablo Iglesias.

El 12 de noviembre de 1912, el liberal y sucesor de Sagasta, José Canalejas fue asesinado por el anarquista Manuel Pardiñas mediante 3 tiros por la espalda, cuando observaba el escaparate de la librería San Martín en la Puerta del Sol de Madrid.

Canalejas ordenó la ocupación militar Marruecos, instauró el servicio militar obligatorio, reprimió la sublevación republicana de 1911 y 1912, y limitó la instalación de órdenes religiosas. Liberal pero con programa propio entabló conversaciones con Maura, fue sustituido por Romanones que no solucionó los problemas cada vez más graves de la España de la Restauración.

A partir del año 1917 la violencia se generaliza, se agudiza la guerra entre sindicatos y patronos, entre el anarquismo y el socialismo, incluso los diputados iban armados al Congreso.

El 8 de marzo 1921 el conservador Eduardo Dato e Iradier fue asesinado por los anarquistas catalanes Cosido, Fort y Casanellas desde una moto con sidecar. Dato intentó solucionar la conflictividad social con reformas sociales regulando el trabajo de las mujeres y los niños, y protegiendo a los obreros de accidentes laborales. Los asesinos fueron indultados por Primo de Rivera en 1924, su sucesor Manuel Allende-Salazar no supo resolver los problemas de España, entre otros el de Annual.

Después de esta convulsa época de atentados muchos creían que la única solución era la militar, así se manifestaron Ortega y Gasset o Maeztu, y la Restauración llegó a su fin con el pronunciamiento de Miguel Primo de Rivera, que intentó apaciguar los ánimos incluyendo a Largo Caballero del Partido Socialista como Secretario de Trabajo.

Por último el 20 de diciembre de 1973, en las postrimerías del Franquismo tuvo lugar el asesinato de Luis Carrero Blanco, la ley de Amnistía de 1977 buscando la reconciliación de los españoles amnistió estos delitos.

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