Después de las Navas de Tolosa (1212) Al-Ándalus quedó recluida al reino de Granada, pero las disputas continuaban entre los propios reinos cristianos, y dentro de los reinos cristianos entre nobles y monarcas, la nobleza atesoraba tanto poder que le disputaba la hegemonía a los reyes. Tiempos de apaños, componendas, y de chanchullos para controlar el poder o incluso hacerse con el, y tiempos también de abusos de la nobleza hacia sus súbditos o vasallos que desprotegidos tenían que sufragar los gastos de sus señores.
Este es el tiempo que lo tocó vivir a María de Molina, que luchó primero para consolidar a su marido Sancho IV “el Bravo” como rey de Castilla, más tarde defendió a su débil hijo Fernando IV “el Emplazado” de las intrigas de los nobles para arrebatarle el trono, y por último preservando los derechos de sucesión al trono de su nieto Alfonso XI “el Justiciero”. Fue esposa, madre y abuela de reyes, pesada carga que asumió junto a la responsabilidad de mantener unida la corona de Castilla, hecho que posibilitó la posterior unión con Aragón y la reconquista por parte de los reyes Católicos.
Esposa de Sancho IV “el Bravo”
María Alfonso de Meneses, señora de Molina, o más conocida como María de Molina nació en 1264 y fue reina de Castilla por su matrimonio con su sobrino Sancho IV, porque era el segundo hijo de su primo Alfonso X “el Sabio”. Primer problema al que tuvo que hacer frente porque debido al parentesco el papa no reconocía el matrimonio por lo cual sus hijos no podían heredar el trono.
El segundo problema era que Alfonso X y su mujer Violante de Aragón tenían un hijo mayor que Sancho, llamado Fernando de la Cerda, que aunque murió muy joven dejó descendencia, sus hijos Alfonso y Fernando que en la línea sucesoria estaban antes que Sancho, además Alfonso X dejó como heredero a su nieto y como era un niño la regencia la correspondía a su mujer Violante.
Los nobles preferían a los infantes de la Cerda que eran más manipulables que Sancho, pero el mundo estaba cambiando, en toda Europa se imponía el derecho romano introducido por Alfonso X y su hijo Sancho era continuador de esta forma de gobernar. Se estaban sentando las bases del estado moderno que consistía en la pérdida de poder (sobre todo político) de la nobleza, el auge de la burguesía y las ciudades, y el gobierno en manos del rey, las instituciones y sus consejeros.
La Corona de Castilla abarcaba desde Murcia a Galicia y desde el señorío de Vizcaya al reino de Sevilla, pero fue en Sevilla donde más oposición tuvo Sancho, donde su madre Violante tenía más apoyo y donde estaba enterrado su padre Alfonso X.
En el exterior de Castilla el panorama no era muy diferente, con disputas y altercados con Francia, Aragón, Portugal, Al-Ándalus, e incluso con la Santa Sede ya que el papa seguía sin reconocer el matrimonio de Sancho y María.
Pero María de Molina era una mujer fuerte y apoyando a su marido en todo momento supo defender la corona ante tanta adversidad, pactando con Francia y comprometiendo a su hija Isabel con el rey de Aragón, lo que posibilitó apaciguar las conjuras y conspiraciones de los nobles, e incluso la iglesia dejo de considerar incestuosa la unión de Sancho y María, y concedió la dispensa papal reconociendo el matrimonio y la sucesión al trono de sus herederos.
Madre de Fernando IV “el Emplazado”
Sancho murió dejando como heredero a su hijo Fernando que tan solo contaba con 10 años, desde ese mismo momento los nobles empezaron con intrigas y conjuras para hacerse con el poder. Fernando de la Cerda volvió con sus aspiraciones al trono apoyado por Francia, Aragón presionando sobre los terrenos castellanos del levante y Murcia, Portugal también reclamaba plazas fronterizas, y los infantes Juan y Enrique reclaman que se cumpliera el testamento de Alfonso X. Pero no contaban con que la regente, María de Molina iba a defender a su hijo y a asegurar el gobierno de Castilla hasta la mayoría de edad en que se convirtiera en Fernando IV.
En 1297 María de Molina mediante el Tratado de Alcañices firmado con el rey Dionisio I de Portugal acordó las fronteras con Portugal, deshizo los pactos del rey de Portugal con Jaime II de Aragón y con los nobles díscolos Castellanos, y pactó el enlace entre Fernando IV de Castilla y la infanta Constanza de Portugal. Este Tratado constituye una de las fronteras más antiguas de Europa entre Portugal y el antiguo reino de León, ya que no han sido modificadas desde ese 1297.
Pero Fernando IV era un rey débil y manipulable, pactó con los nobles que en el pasado habían conspirado contra él, y le fueron alejando de su madre María de Molina. La bula del papa Bonifacio VIII que daba legitimidad al matrimonio de sus padres Sancho y María de Molina fue revocada por el nuevo papa Clemente V.
En 1312 Fernando IV murió de repente con 26 años, la leyenda cuenta que mando matar a los hermanos Carvajal de la Orden de Calatrava despeñándolos en Martos, acusados de haber asesinado a un consejero del rey. Estos se declararon inocentes y emplazaron al Rey a comparecer ante la justicia de Dios en 30 días, y exactamente a los 30 días murió, de ahí que pasó a la historia como “El Emplazado”.
Abuela de Alfonso XI “el Justiciero”
Fernando IV dejó un hijo llamado Alfonso con 1 año de edad, de nuevo María de Molina se convirtió en regente y tutora esta vez de su nieto, logrando que las Cortes ratificaran a Alfonso como sucesor y heredero legítimo, tuvo que admitir la regencia conjunta con su hijo Pedro y su cuñado Juan para que no conspiraran contra su nieto, y convenció al nuevo papa para que ratificara la legitimidad de Alfonso al trono de Castilla.
María de Molina murió en 1321 con el objetivo cumplido de mantener la unidad de Castilla, resistiendo los intentos de la nobleza para hacerse con el poder, y había garantizado la legitimidad y continuidad del linaje de su marido Sancho IV al frente de la corona. Dejaba en el trono a un niño de 10 años y con los nobles al acecho, ese niño se convertiría en Alfonso XI “el justiciero” que dio origen a la Casa de Trastámara, dinastía que gobernó España hasta 1555 en que murió Juana “la Loca”