Alfonso XI “el Justiciero” murió de peste en Gibraltar en 1350, enfermedad que se llevó a 1/3 de los europeos. Le sucedió el hijo que tuvo con María de Portugal llamado Pedro I “El cruel” (para sus partidarios «El justo»).
Pero Alfonso XI también tuvo 10 hijos con una sevillana llamada Leonor de Guzmán, que también codiciaban el trono.
A la muerte de Alfonso XI, Leonor cayó en desgracia y finalmente fue asesinada por Pedro I y su madre María de Portugal.
Pedro I y Enrique de Trastámara (hijo de Leonor) se enfrentaron entre sí. A Pedro le apoyaba Inglaterra y a Enrique Francia y Aragón. Inglaterra y Aragón estaban enfrentados entre si en la guerra de los 100 años.
Hasta la batalla de Nájera Pedro I se impuso a Enrique, pero incumplió el acuerdo que tenía con Inglaterra de ceder los puertos cantábricos, entonces Inglaterra cambió de bando y apoyó a Enrique.
En un enfrentamiento a puñal Enrique mató a Pedro, al ser traicionado por el francés Beltrán Duguesclín diciendo la famosa frase “ni quito ni pongo Rey pero ayudo a mi señor”.
De esta forma cambió el modelo de gobierno, del modelo autoritario de Pedro I al tipo inglés, a un modelo en el que los nobles controlaban la monarquía como fue el gobierno de Enrique II. La reconquista quedó paralizada, y se estableció la dinastía Trastámara que gobernó Castilla, Aragón y Navarra en buena parte de la Baja Edad Media, hasta que Juana I de Castilla se casó con Felipe de Austria, y su hijo Carlos I daría paso a los reyes de la Casa Austria.
