El domingo día 10 de enero de 1897 a las 4 de la tarde salen del Ayuntamiento, precedidos por la banda de música, el señor alcalde D. José Ruiz y los concejales D. Marcelino de la Peña, D. José Núñez, D. Francisco Nodal, D. Leopoldo Arce, D. Daniel Pérez, D. Gerardo Mediero, y D. Antonio Núñez como secretario del Ayuntamiento. También forman parte de la comitiva el Párroco D. Onofre González y los coadjutores D. Gabino Usallán y D. Federico Moro; el Juez de 1ª instancia D. Lorenzo San Juan, el Juez municipal D. Sinforoso Nodal, el Diputado provincial D. Salvador Gómez de Liaño, el Arquitecto municipal D. Luis Baquero, el Comandante de caballería D. Salvador Guzmán, el Teniente de la Guardia civil D. Tomás Montero, el Médico forense D. Miguel Coll, el Jefe de correo y telégrafos D. Ignacio Santos; y los representantes de las sociedades de socorros, y sociedades de recreo.
El destino de esta curiosa procesión era la fábrica de luz, en la Ronda de San Lázaro, allí esperaba para su inauguración la máquina Marshall de electricidad a vapor, sistema Compund, horizontal, con dos cilindros y regulador de velocidad, la caldera sistema Cornis, y la dinamo de los Hermanos Jakson.
A las 4 y media fue bendecida la moderna maquinaria, y la banda de música dejó oír las notas de la Marcha Real. El Alcalde declaró a la Empresa Tiedra Padín y Compañía autorizada para inaugurar el servicio del alumbrado eléctrico, y las señoritas Dª Manuela Padín y Dª Purificación Tiedra giraron las llaves que dan paso al vapor y a la que establece dicha corriente, y la maquinaria se puso en funcionamiento quedando el local iluminado, entre los aplausos se podían oír las notas del Himno de Cádiz ejecutado por la banda de música.
Los allí presentes pudieron degustar un ágape obsequio de la empresa Tiedra Padín y Compañía, en los postres tomó primero la palabra el Sr. Alcalde para agradecer a la empresa concesionaria “por servir de punto de partida para la creación de nuevas industrias beneficiosas para la localidad”, después tomó la palabra el párroco elogiando los adelantos de las ciencias físicas, y el Comandante de caballería tuvo un recuerdo cariñoso para las tropas destinadas en Cuba y Filipinas.
A las 5 y media el señor Alcalde acompañado por un empleado de la Empresa hizo girar la llave que hacia extensiva la electricidad a toda la población, quedando la noche peñarandina iluminada.
Se oyeron aplausos y aclamaciones en toda la localidad, y los comercios estuvieron abiertos hasta media noche con una abundante circulación de personas que veían como el milagro de la electricidad iluminaba las calles y plazas de Peñaranda.
La fiesta duró dos días más en los que se pudieron ver varias representaciones de teatro.
Al principio la nueva tecnología era cara e intermitente, con caídas de intensidad o perdida por completo de fluido eléctrico, pero las bases estaban puestas para el desarrollo de la ciudad. Los peñarandinos dieron un paso decisivo aquel año 1897 hacia la modernización de la ciudad.