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3.- Estética trascendental

Estética trrascendental

La estética trascendental trata sobre la sensibilidad, que es la facultad de la mente para percibir, se realiza de forma pasiva porque nuestros sentidos siguen percibiendo aunque no queramos, y se dividen en:

  • intuiciones sensoriales que percibimos a través de los sentidos
  • intuiciones puras, porque están vacías de contenido y no son ninguna impresión concreta.

Las intuiciones puras son el espacio y el tiempo, son las condiciones de la sensibilidad para percibir, y si las quitáramos de la sensibilidad no percibiríamos nada, Kant las llama “condiciones trascendentales”, y no pertenecen a la realidad sino que las pone el sujeto mediante la razón, por eso no podemos imaginar un objeto en ningún espacio, ni podemos imaginar un suceso sin tiempo.

La primera impresión que tenemos de la realidad son las intuiciones, no desde el punto de vista sentimental como si fueran corazonadas, premoniciones, o presentimientos, sino desde el punto de vista sensorial como son las percepciones o sensaciones. Estas intuiciones se nos presentan de forma inmediata a nuestros sentidos de forma involuntaria, percibiendo el objeto específica y subjetivamente.

Los objetos que no afectan a nuestra sensibilidad no los podemos percibir, algunos de estos objetos sabemos que existen y podemos fabricar instrumentos tecnológicos para adecuarlos a nuestros sentidos.

La intuición nos presenta de forma pasiva un objeto en concreto, el concepto lo generamos de forma activa y es genérico. Los conceptos los elaboramos de forma voluntaria, no son inmediatos, están entre el sujeto y el objeto. Para que el concepto tenga sentido lo tenemos que relacionar con una intuición, dándonos la definición de esa intuición.

El espacio y el tiempo son estructuras a priori que hacen posible las intuiciones de los objetos, son una condición previa a nuestra sensibilidad.

El espacio y el tiempo no son objetos ni propiedades de los objetos, no son ni intuiciones ni conceptos, son marcos de comprensión humanos, son el software que viene de serie en todos los seres humanos. Podemos pensar en un espacio vacío sin objetos, pero no podemos pensar en objetos sin espacio, podemos pensar en tiempo sin sucesos, pero no podemos pensar sucesos sin tiempo.

Kant dice que el espacio y el tiempo se asemejan más a las intuiciones que a los conceptos, pero no son intuiciones empíricas, son las condiciones previas para adquirir las sensaciones empíricas, Kant las llama intuiciones puras porque representan la sensibilidad sin la materia. El espacio es la forma de la intuición externa y el tiempo es la forma de la intuición interna.

Las intuiciones puras que pone el sujeto, mediante los juicios sintéticos a priori, hacen posible las matemáticas. El tiempo posibilita la aritmética para crear las operaciones aritméticas (2 + 3 = 5), y el espacio hace posible la geometría (situación en el plano de un cuadrado o un triángulo, o situación en el espacio de cualquier poliedro)

Las cosas sin espacio y sin tiempo Kant las llama “la cosa en sí”, sin la deformación del punto de vista humano, nadie puede ver las cosas en sí, es algo que existe independientemente de nosotros, algo que el ser humano no puede conocer, Kan lo llama noúmeno.

Solo podemos conocer las cosas añadiendo el espacio y el tiempo, Kant dice que solo podemos conocer el fenómeno de las cosas, es decir las cosas en mí. Si eliminamos las condiciones humanas de la sensibilidad (el espacio y el tiempo) entonces la realidad no tiene sentido y las cosas no significan nada.

El conocimiento de los objetos se compone de “la cosa en si” (noúmeno) que forma parte de la realidad, más las intuiciones puras que pone el individuo y lo sitúan en el espacio y el tiempo (fenómeno), el noúmeno no lo podemos conocer porque en el propio conocimiento aplicamos el espacio y el tiempo contaminando el propio objeto.

Es como el principio de incertidumbre que afirma que no se puede determinar simultáneamente la posición y la energía de una partícula, porque en el hecho de la observación variamos su medida o su momento.

La concepción que tiene Kant sobre el espacio y el tiempo es revolucionaria, porque hasta ese momento la filosofía se centraba en cómo era la realidad, pero Kant demostró que el centro del conocimiento no es el objeto, es el sujeto que es el que pone las condiciones para conocer la realidad.

Es lo que se ha llamado “Giro Copernicano”, hasta Copérnico se pensaba que el centro del universo era la Tierra, pero Copérnico demostró que la Tierra es un planeta más que gira alrededor del Sol. Desde Kant, la filosofía ya no solo busca conocer lo que es el ser en sí mismo, sino que se convierte en una disciplina que estudia las capacidades y límites del conocimiento humano, un giro que ha marcado el rumbo de la filosofía moderna y contemporánea.

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