
El periodo de mayor esplendor del islam en España fue el califato de Córdoba (929-1031), fundado por Abd-al-Rahmán III que ostentaba el poder político y religioso. Al principio residia en el alcázar de Córdoba y mas tarde construyó Madinat al-Zahra que se convirtió en el centro del poder de Al-Andalus.
Al morir Abd-al-Rahmán III le sucedió al-hakan II, y a este Hisam II con tan solo 11 años, así que el poder real recayó sobre el hachib y mástarde visir Almanzor (una especie de primer ministro).
El gobierno de Almanzor se basó en campañas victoriosas sobre Barcelona Coimbra, Santiago de Compostela, La Coruña, Pamplona o Burgos, saqueando y esclavizando todo lo que encontraba a su paso.
En Santiago de Compostela quemó y saqueó la basílica sin profanar el sepulcro de Santiago, incluso mandó que cargaran los cristianos las campanas y las puertas de la basílica y se las llevó a Córdoba. Siglos después Fernando III cuando reconquistó Córdoba mando cargar a los musulmanes con las campanas para devolverlas a Santiago de Compostela.
Una de las pocas batallas que perdió fue en Calatañazor, de ahí el dicho “Almanzor perdió el tambor en Calatañazor”, poco después moriría y se inició la descomposición del Califato que degeneraría en los reinos de Taifas.