
Casi todos los años suelo ir al Valle del Jerte, bien cuando los cerezos están en flor o cuando están dando su fruto. El espectáculo es impresionante, tanto si el paisaje se tiñe de blanco como si adquiere una tonalidad rojiza. Este año he tuve la oportunidad de comprar unos cuantos kilos de cerezas, y además ir por primera vez al Monasterio de Yuste, que ya tenía ganas de verlo y unas veces por falta de tiempo o por no estar abierto, no lo había podido visitar.
Sigue leyendo Gloria de Tiziano