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El Sexenio Revolucionario

Puente de Alcolea

El Sexenio Revolucionario fue un periodo de la Historia de España que transcurrió desde la Revolución de 1868 «Gloriosa», hasta que empezó la segunda Restauración Borbónica en 1874. Posiblemente lo mejor de este periodo convulso fue que solo duró 6 años.

Tras las muertes de O´Donnell en 1867, líder de la Unión Liberal, y sobre todo de quien ostentaba el poder el General Narváez en 1868, líder del Partido Moderado y defensor de Isabel II, esta se quedó sin defensores y cada vez estaba más cuestionada.

El 27 de septiembre tuvo lugar en Córdoba la Batalla de Alcolea, donde el General Serrano ganó al ejército leal a Isabel II, aunque más que una batalla se puede considerar una pequeña escaramuza pero bastó para que Isabel II que se encontraba de vacaciones en San Sebastián se exiliara a Francia.

Así se estableció un gobierno presidido por Serrano, este convocó elecciones a cortes constituyentes con sufragio universal que serian las encargadas de redactar la constitución de 1869, una constitución ampliamente democrática con un amplio abanico de derechos, en la que se definía España como una Monarquía Democrática.

Estas Cortes eligieron Rey a Amadeo de Saboya, posiblemente el menos malo de todos los candidatos, pocos creían en él a excepción del General Prim que era su principal valedor, pero fue asesinado el mismo día que llegó Amadeo a España. Se cree que su asesino fue el Duque de Montpensier que pretendía también el trono español y aunque este no lo consiguió, si casó a su hija María de las Mercedes con Alfonso XII, aunque lo disfrutó poco porque murió a los pocos meses de la boda.

A Amadeo de Saboya lo votaron las cortes el 16 de noviembre 1870 y el 11 de febrero de 1973 dimitió por no entender a los españoles. Era católico, quería mantener la Constitución del 69, y apoyarse en dos partidos para gobernar pero estaba demasiado solo. Los republicanos no le querían por ser rey, los Carlistas tampoco querían un rey liberal, los separatistas no querían un poder central, ni tan siquiera los alfonsinos porque no era un Borbón.

En medio de este desbarajuste llegó la 1ª República, «el caos absoluto» como la definió el gran hispanista Stanley Payne. Llegó porque no había otra cosa, no se podía traer a otro rey y aunque no había prácticamente republicanos, el 11 de febrero de 1873 se instauró la República hasta el 29 de diciembre de 1874 que acabó con el pronunciamiento del General Martínez Campos empezando la Restauración, un nuevo régimen ideado por Cánovas del Castillo que se encargó restaurar a Alfonso XII en el trono y de crear los dos partidos para que se alternarían en el poder.

En un año se sucedieron cuatro presidentes, Figueras, Pi y Margall, Salmerón y Castelar, se independizaron Jumilla, Cartagena, Granada, Jaén, Alicante, Alcoy, etc… que se declaraban la guerra entre sí, se quemaron iglesias y conventos, patético fue el pronunciamiento del General Pavía para apuntalar a Castelar pero este renegó y se fue.

Este penoso periodo todavía tuvo un quinto presidente, el General Serrano que suspendió la Constitución y se limitó a presidir la transición hasta la Restauración.

En medio de este lamentable espectáculo nació la izquierda como opción política, y también el nacionalismo catalán.

Analizando la historia quedan patentes las similitudes entre el periodo del final de Isabel II y la 1ª república, con la salida de Alfonso XIII y la 2ª república, ya se sabe «el hombre es el único animal que tropieza dos veces en la misma piedra», algunas veces incluso tres.

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