Hijo de Juan II y de la reina María, hija de Fernando de Aragón.
Anularon su matrimonio con Blanca de Navarra (hija de Juan II de Aragón), porque interpretaron que no fue consumado.
Enrique IV se volvió a casar, esta vez con Juana de Portugal, la madre de Juana la Beltraneja, llamada así porque se pensaba que era hija del valido don Beltrán de la Cueva y no del Rey Enrique IV.
Aún y así Enrique IV nombró su heredera a Juana, pero eso no gustó a los nobles, y escenificaron en lo que llamaron la Farsa de Ávila la sucesión de Enrique en su hermano Alfonso y no en su supuesta hija Juana.
Pero Alfonso murió muy joven y los nobles muy a su pesar aceptaron a Isabel como sucesora, que en ese mismo momento podía haber destronado a su hermano Enrique, pero llega con él al acuerdo de los Toros de Guisando, mediante el cual le sucedería sin quebrantar la legalidad. A la muerte de Enrique IV los nobles viendo lo que se los venía encima con Isabel como reina de Castilla, intentaron apoyar a Juana la Beltraneja para que sucediera a Enrique IV porque sería más manipulable que Isabel. Estalló la guerra civil con Alfonso V de Portugal apoyando a los nobles en favor de su mujer Juana la Beltraneja
