La Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción de Cantaracillo destaca por su extraordinario artesonado mudéjar del XVI totalmente restaurado, a la entrada de esta Iglesia se puede leer:
Cantaracillo es un pueblo de frontera, último de Castilla en la división de los reinos entre 1157 y 1230. Fue bastión frente a los asentamientos leoneses de Peñaranda y Aldeaseca. La frontera era motivo de continuos enfrentamientos (los tratados de paz se rompían, y la villa y aldeas de Alba fueron atacadas en varias ocasiones), por eso la iglesia de Cantaracillo tuvo como primera advocación la de Nuestra Señora del Castillo, aludiendo quizá a algún tipo de fortificación.
Nuestra Señora de la Asunción es una iglesia modificada durante siglos dentro del espíritu mudéjar. Su cabecera está embutida en las capillas laterales, bajo la sombra de una alta torre del siglo XVIII. Una idea de su estado original nos la ofrece la cercana ermita de la Vera Cruz, también románica.
De lo primitivo Nuestra Señora de la Asunción conserva parte del ábside central, de planta poligonal. En el exterior vemos tres cuerpos con arquerías de altura decreciente; en el interior, por el contrario, nada distinguimos de la fábrica románica, cubierta como esta por revoques y retablos.
Se tiende a pensar que los artesanos que en ella trabajaron fueron musulmanes, pero sus técnicas las compartieron también con muchos cristianos y judíos al final de la Edad Media. Todos ellos tuvieron un profundo sentido de la tradición sin renunciar a individualizar cada nuevo encargo.