José Ortega y Gasset es el filósofo español más influyente del siglo XX, nació en Madrid en el año 1883, ciudad donde estudió filosofía, continuando sus estudios en varias universidades alemanas como Leipzig, Berlín, Marburgo y otras.
Le tocó vivir en un mundo complicado en el que se involucró activamente, militó en el Partido Reformista de Melquiades Álvarez desde 1912, participó en la política española de los años 1920 y 1930, fue diputado en las cortes constituyentes del año 1931, y abandonó la política desencantado poco después de aprobarse la constitución, acusando al nuevo régimen de sectario y extremista. Al estallar la guerra civil se exilió primero a París, más tarde en Argentina y Portugal. En el año 1945 regresó a España ejerciendo en la universidad de Madrid como catedrático de metafísica, y en 1948 fundó el Instituto de Humanidades.
La filosofía de Ortega y Gasset es una filosofía de la vida, de la que pensaba que era una serie de colisiones con el futuro, la razón es algo activo mediante la cual podemos hacer frente a nuestras circunstancias para cambiar nuestra vida a mejor, las nuevas posibilidades colisionan con las circunstancias del momento.
Si Descartes dudaba de todo menos de su existencia, para Ortega no tiene sentido vernos como algo separado del mundo, no podemos pensar en nosotros mismos sin las circunstancias que nos rodean. Lo real existe y lo podemos conocer, pero cada individuo solo conoce una parte de esa realidad, conoce su perspectiva. La suma de todas las perspectivas de toda la historia compone la realidad, la verdad absoluta.
Ortega y Gasset pensaba que a las dos corrientes principales de la filosofía, es decir idealismo centrada en el sujeto dando importancia al yo, y realismo centrada en el objeto, las faltaba la vida que interrelaciona al sujeto con el objeto, el yo y lo que rodea al yo. Es lo que llamó mi realidad radical que es la unión del yo más mis circunstancias. El conocimiento no es solo la suma de sujeto (subjetivismo) más objeto (objetivismo), es la relación del sujeto y del objeto, es el hombre que vive con sus circunstancias.
Ortega no es relativista, piensa que la verdad existe y se puede alcanzar pero cada persona solo puede ver una parte o una perspectiva de esa verdad.
La idea del conocimiento de Ortega y Gasset se ha llamado perspectivismo, porque cada uno tenemos un punto de vista desde el que conocemos el mundo que nos rodea, todos esos puntos de vista son verdaderos e indispensables porque la realidad es la suma de todas esas perspectivas a lo largo de historia, incluyendo cada individuo, cada generación y cada época.
Es diferente del perspectivismo de Nietzsche que pensaba que no hay verdades absolutas, la verdad es solamente una interpretación de la realidad. Nuestros instintos condicionan nuestros pensamientos inconscientes y también los conscientes, el inconsciente domina la razón. Dios es la verdad, pero ¿y si dios es mentira? entonces la verdad no existe. La verdad es una ficción que nos hemos creado, la necesidad de conocer la verdad es una necesidad falsa, pero como dios no existe estamos liberados de esa necesidad.
El perspectivismo de Ortega se basa en que la individualidad de cada persona es tan solo una perspectiva de la realidad, piensa que cada punto de vista ofrece una perspectiva única e indispensable acerca del universo y todas las perspectivas son verdaderas, y la suma de todas ellas conforma la realidad. Pone el ejemplo de una ciudad contemplada desde diferentes lados a lo largo del tiempo, parecen ciudades diferentes pero son la misma ciudad que se conforma de la suma de los puntos de vista de todos los lados a través de la historia.
En sus Meditaciones del Quijote, publicado en 1914, Ortega dio a conocer su frase más famosa “yo soy yo y mi circunstancia” aludiendo a la vida como algo concreto, es decir la vida de cada persona. Piensa que no tiene sentido vernos como algo separado del mundo, tenemos que tener en cuenta nuestras circunstancias, tanto exteriores como interiores, que nos ayudan o dificultan en ese proyecto vital que soy yo. Circunstancias exteriores como mi cuerpo, familia, amigos, país, época que rodean al yo, e interiores como personalidad, carácter, inteligencia, estudios, creencias, prejuicios o hábitos de conducta. Dejando aparte estas circunstancias, lo que queda es el yo, es decir el afán de ser, el proyecto vital de mí mismo.
Para transformar nuestro mundo debemos “ver la vida con nuevos ojos”, es decir reconsiderar nuestras circunstancias exteriores e interiores, para crear nuevas posibilidades en nuestra vida. El hombre es responsabilidad, elección, futuro, y también drama ya que el final es la muerte.
La Rebelión de las masas, publicada en 1930, es su obra más conocida, en ella explica la sociedad que le tocó vivir, una época en la que en Europa las masas se incorporan al poder social, se basa en dos conceptos contrapuestos, hombre masa y minoría. Hombre masa como hombre medio, vulgar, y minoría selecta y exigente. No es una división entre clases sociales, no es una división entre pobres y ricos, ni entre abajo y arriba. En cada clase, en cada oficio, en cada especialidad existe una minoría y hombres masa.
Ortega llama rebelión de las masas, porque estas se piensan que todo les es debido, sin tener obligaciones. El hombre masa se comporta como si fuera de la minoría sin tener capacidad ni voluntad de hacerlo, e impone sus gustos, es lo que Ortega llama hiperdemocracia, es decir la tiranía de la mayoría.
La distinción entre minoría y hombre masa no tiene que ver con las clases sociales, incluso Ortega diferencia el hombre humilde del hombre masa. El hombre humilde es ignorante pero no está contento con su situación e intenta remediarla, el hombre masa hace ostentación de su vulgaridad incluso quiere que esa vulgaridad sea elevada a derecho, se conforma con lo que es incluso se siente a gusto, y espera que las minorías o el estado resuelva sus problemas.
El hombre masa vive en el rebaño e imita a los otros, no cumpliendo la vocación de su existencia, está satisfecho, y el hombre satisfecho no desea nada, no se exige nada, ni esfuerzo ni perfección, Ortega dice que vivir así es vivir sin visión personal ni código moral.
El hombre masa es hipócrita porque vive de una civilización que piensa regalada y además la niega, solo le preocupa su bienestar y es insolidario con las causas que le han llevado ese bienestar. Su vida carece de proyectos y va a la deriva, no construye nada a pesar de sus increíbles posibilidades, sus característica son la libre expansión de sus deseos vitales y la ingratitud hacia todo cuanto ha hecho posible la facilidad de su existencia, solo le preocupa su bienestar y exige las ventajas de la civilización de forma permanente, no son conscientes del esfuerzo, están encantados consigo mismos, se sienten perfectos.
La minoría selecta piensa, se exige, se pone al servicio de un ideal superior, es transitoria, y no se debe anquilosar ni gozar de situación privilegiada, tampoco tienen que ejercer como minoría fuera de su ámbito donde está cualificada.
Las profesiones se especializan cada vez más, su campo de ocupación es cada vez más reducido, su rincón de universo lo conocen bien pero ignoran el resto, a veces quieren imponer su punto de vista sobre problemas que desconocen, de esta manera se convierten en hombre masa, es lo que Ortega llama la actitud “del niño mimado” o “del señorito satisfecho”.
La educación ha influido en la formación del hombre masa porque se educa como si no hubiera problemas en el mundo, como si viviéramos en el país de las maravillas sin problemas antiguos, se educa para aprovechar los medios modernos, pero no se educa el espíritu.
Para Ortega el estado es el producto más notorio de la civilización, aunque anula la espontaneidad de la sociedad y burocratiza la vida, el estado menoscaba las libertades y al final las personas acaban viviendo para la maquinaria del estado.
Ortega escribe en tiempo de entreguerras, apuesta por la unión de la comunidad económica europea, donde los problemas se pueden resolver planteando de verdad el conflicto y no dándolos la espalda.
El concepto de generación lo explica en Historia como sistema, publicada en 1935, la generación es una unidad concreta de cronología de unos quince años en la que el hombre se ve obligado a vivir.
La razón vital de Ortega y Gasset, o el llamado raciovitalismo es la relación entre razón y vida, la razón emerge de la vida, y esta no puede subsistir sin la razón. La razón está inmersa en la vida y para vivir el hombre tiene que razonar. “Vivir es no tener más remedio que razonar ante la inexorable circunstancia”
Ortega dice que debemos implicarnos activamente en nuestras vidas utilizando la razón vital, que es la energía de la vida misma.
En Ideas y Creencias, con ediciones desde 1940 al 1947, dice que las ideas que la razón inventa no forman parte del yo, son como una tabla de salvación, y las ideas parten de las creencias que si forman parte de nosotros, cuando las creencias se vuelven inestables surgen las ideas.
Ortega y Gasset ha influido en muchas generaciones de españoles, especialmente en sus alumnos que formaron lo que se ha llamado la escuela de Madrid, de la que forman parte Ferrater Mora, Julián Marías, María Zambrano, Xavier Zubiri, José Luis López-Aranguren, o Laín Entralgo.