
Después de las Navas de Tolosa (1212) Al-Ándalus quedó recluida al reino de Granada, pero las disputas continuaban entre los propios reinos cristianos, y dentro de los reinos cristianos entre nobles y monarcas, la nobleza atesoraba tanto poder que le disputaba la hegemonía a los reyes. Tiempos de apaños, componendas, y de chanchullos para controlar el poder o incluso hacerse con el, y tiempos también de abusos de la nobleza hacia sus súbditos o vasallos que desprotegidos tenían que sufragar los gastos de sus señores.
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