Las guerras de religión son una serie de guerras civiles que se desarrollaron en gran parte de Europa a partir de la reforma protestante, comenzaron por motivos religiosos y pronto se convirtieron en una lucha por el poder o simplemente por motivos económicos.
Desde finales del siglo XV existía malestar entre los campesinos principalmente del centro de Europa, que veían como los precios subían pero no los de sus productos y sus salarios, por el contrario las autoridades y terratenientes tanto civiles como eclesiásticas cada vez les imponían mayores cargas feudales o diezmos. Estos campesinos también reclamaban ante las autoridades locales libertad para cazar, pescar o recoger madera, el derecho de la comunidad a elegir su pastor, o la abolición de la servidumbre.
Lutero con sus planteamientos teológicos reforzó las ideas de los campesinos, y avivó el fuego que desencadenaría el desastre. Entre los años 1524 y 1526, en el centro del imperio se movilizaron cerca de 300.000 campesinos apoyados por los mineros, de los que morirían unos 100.000, no se conocerá otra revuelta igual hasta la revolución francesa.
Lutero al principio apoyaba a los campesinos, pero en 1525 cuando vio como moría la gente por miles y los príncipes ejecutaban a clérigos revolucionarios como Müntzer (su fiel discípulo), decidió ponerse del lado de las oligarquías poderosas, puso la política por encima de la religión lo que le granjeó suculentos beneficios, su cambio de postura la dejó clara escribiendo:
“contra las hordas asesinas y ladronas mojo mi pluma en sangre, sus integrantes deben ser estrangulados, aniquilados, apuñalados, en secreto o públicamente, como se mata a perros rabiosos”
Martín Lutero
La libertad religiosa o la propiedad privada eran privilegio del cacique de turno, que era la máxima autoridad tanto política como religiosa, e imponía su religión y sus leyes a sus súbditos como mejor le convenía. Las propiedades de la iglesia se las apropiaron los señores feudales, el robo fue gigantesco, una cuarta parte de las propiedades del Sacro Imperio cambiaron de manos, no hubo un latrocinio igual hasta la Revolución Rusa.
La religión protestante se fue fragmentando cada vez más, dando lugar a sectas con poder sobre ciudades y comarcas, cada una con su monarca y su pastor, con sus leyes y su forma de interpretar la biblia.
Como por ejemplo en 1534 la secta anabaptista se apodero de la ciudad de Münster poniendo en práctica un proyecto de “sociedad ideal”, el fanatismo religioso impuso la austeridad total, tuvieron que compartir todos los bienes, los libros fueron quemados excepto las Sagradas Escrituras. Abolieron la propiedad privada e incluso el matrimonio, tanto católico como luterano. Fue instituida la poligamia, las mujeres que se negaron y los disidentes fueron ejecutados. Esta especie de comunismo religioso terminó cuando las tropas del obispo Franz Van Waldeck libraron la ciudad de esa dictadura.
Las ideas de la reforma se extendieron a Dinamarca y a los países escandinavos, hecho que tendrá su repercusión en la guerra de los 30 años.
A la “guerra de los campesinos”, Karl Marx la calificó como:
“el acontecimiento más radical de la historia alemana”
Karl Marx
Y su colega y benefactor Friedrich Engels la consideró como el primer movimiento de reivindicación social y escribió:
“es la tentativa revolucionaria más impresionante jamás perpetrada por el pueblo alemán”.
Friedrich Engels
Los campesinos fueron derrotados y el sistema feudal se prorrogó en el centro de Europa hasta la disolución del Sacro Imperio Romano, en el año 1806.
Otros capítulos de esta serie
Reforma protestante y Masonería
02.- De la Edad Media a la Edad Moderna
04.- Antecedentes de la ruptura de la iglesia católica
06.- Carlos V y la ruptura de la iglesia católica
07.- Otras iglesias protestantes
08.- Consecuencias de la ruptura de la iglesia católica
10.- Las guerras de religión en Francia
11.- Las guerras de religión en Inglaterra